En contacto con la fundación Destellos de Luz, en Monterrey, identificó la oportunidad para contribuir, desde la enseñanza, con que ciegos o personas con limitaciones visuales sean autónomas, dictando talleres para que aprendan a cocinar por por sí solos y adquieran habilidades que luego puedan servirles para conseguir empleo o generar ingresos. Le muestra a niños, jóvenes y a adultos cómo cortar, picar, hornear y freír… confiando en sus sentidos. Las clases que imparten son gratuitas y se apoyan en recetas escritas en braille.
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